A lo largo de nuestra existencia la vida nos va abriendo y cerrando puertas, como si se tratara de un juego de serpientes y escaleras en el que nosotros somos las fichas y alguna mano invisible la que arroja los dados (¡vaya reality cósmico en el que estamos metidos, no te parece!). Pocas veces podemos estar seguros del próximo paso, ¿Será una subida?, ¿Acaso un descenso? Habremos de avanzar pero también, en algunas ocasiones, de retroceder. Lo que si conocemos (o debiéramos conocer) es la meta a la que pretendemos llegar, y esa, a diferencia de la del juego de mesa, es diferente para cada uno de nosotros.
Cada camino es importante, por alguna razón lo estamos andando. Pero una de las reglas de este juego es que se compite contra el tiempo. La serpiente se devora a sí misma para poder renacer, y cada ciclo lleva su propio ritmo, su propio tiempo, su propia ración de alegrías y lágrimas. Por ello, debemos estar muy atentos para recorrer cada sendero completamente antes de que se cierre, porque si lo hace antes de que lo hayamos concluido, corremos el riesgo de permanecer caminando en él sin llegar a ningún lado.
El día de hoy tú te encuentras en uno de esos momentos especiales en los que el universo está a punto de arrojar nuevamente los dados sobre el tablero. Creo que has sabido reconocer de manera extraordinaria el momento en que el camino actual empezó a cerrarse, y ya has puesto los ojos en uno nuevo que se abre, ¡qué sincronía! (¿o había que llamarle sincrodestino parafraseando a Chopra?).
Estoy seguro de lo bien que te va a ir, recorre esta nueva senda con todo el corazón como siempre lo has hecho. Goza y sufre cada recodo del mismo, sólo de esa manera se "exprimen" todas la vitaminas que te ofrece para tu crecimiento interior. No te olvides de aquellos que tuvimos la dicha de coincidir contigo en este ciclo que recién concluyes. Te mando un entrañable abrazo y espero volvamos a coincidir pronto en alguna de las casillas de este interminable serpientes y escaleras.
Saludos y buen viaje.