Por otra parte, la mañana del día de ayer, lunes 25 de mayo, Ciudad Acuña, en Coahuila, fue sorprendida por un devastador fenómeno meteorológico sin precedente en sus casi 138 años de fundación y que bien podía describirse con el mismo encabezado del reportaje que antes refería, “Y DE REPENTE, LA MUERTE VINO DEL CIELO”. Tan sólo seis segundos le bastaron a un tornado de magnitud F3 (algunos afirman que fue F4) para arrasar lo mismo con casas que vehículos, instalaciones eléctricas y de comunicaciones, dejando un rastro de desolación y 13 víctimas mortales, 229 personas lesionadas y un gran número de damnificados que aún está siendo contabilizado.
Tal vez se estén preguntando qué relación existe ─además del espacio celeste en el que se desarrollan─, entre ambos eventos. Y es que el catalizador capaz de cambiar el sustantivo de sendos titulares radica en la capacidad de las personas para que, en el ejercicio de su libre albedrío, decidan usar sus conocimientos, habilidades y medios a su alcance para decidir mostrar lo que hay en sus corazones.
Me explico. José Riojas (Valkirias Uav), Alexis Arguello (Imagen Aerial) (Imagen Aerial) y Alejandro de la Garza son tres expertos en la fabricación y operación de drones radicados en Coahuila. Al enterarse de lo sucedido en Ciudad Acuña y sin pensárselo dos veces, recorrieron cerca de 379 kilómetros para poner al servicio de los elementos de rescate y protección civil sus equipos… sí, esa misma tecnología capaz de sembrar destrucción y muerte, en manos de hombres íntegros y de corazones nobles es capaz de ayudar, en casos como éste de desastres naturales, a la localización de personas y el monitoreo de zonas afectadas en las que el acceso terrestre resulta imposible. Con sus propios medios, exponiendo su seguridad personal y la de sus equipos, José, Alejandro y Alexis no dudaron en ponerlos al servicio de una población gravemente afectada. Este tipo de actos son los únicos capaces de cambiar para bien nuestro rumbo como humanidad, y poder así en el futuro leer en los titulares: “Y DE REPENTE, LA AYUDA VINO DEL CIELO”. A ellos mi respeto, admiración y reconocimiento.