jueves, diciembre 11, 2008

Lorenzo


Lorenzo siempre ha sido un niño sumamente introvertido; sin embargo la relación con su padrastro fue, desde un primer momento, muy cercana. No platican mucho, pero cuando están juntos existe una comunión poco usual para alguien tan reservado.

Me quedé un momento observándolos, sin que mi presencia fuera percibida por ninguno de ellos. Se encontraban en la cocina, Lorenzo guardaba los trastes que le pasaba su padrastro luego de haberlos lavado. No había diálogos, simplemente una comunicación más allá de lo verbal.

De pronto algo me catapultó al pasado, ante mis ojos fue retrocediendo de manera acelerada la vida de Lorenzo, como si se tratara de una película vi pasar vertiginosamente todos los fotogramas de su vida, hasta llegar al seno materno y después un fuerte destello de luz para finalmente detenerse ante una extraña escena en la que ambos se encontraban abrazados, padre e hijo yaciendo sin vida entre los escombros de una edificación derrumbada. No había dolor ni angustia en sus expresiones, sus rostros cubiertos de polvo gris reflejaban la paz de quienes saben que no importa el tiempo o el espacio, en algún momento volverán a estar juntos.

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