miércoles, marzo 11, 2009

Otra ventana


Dicen que el hombre es el único animal que comete más de una vez el mismo error, y cada día estoy más convencido de ello.

Al parecer mi necedad por “catafixiar” las puertas por las ventanas no terminará nunca, aunque debo admitir que en cada ocasión la experiencia tiene matices muy particulares.

Anoche, por ejemplo, intenté nuevamente hacerlo, quedando atorado justo a la mitad del cuerpo. Algo le impedía salir a mis extremidades inferiores, aunque a simple vista no había nada que obstruyera el paso.

Y es que sucede que ese “algo” no es tan sencillo de describir. Resulta que, al parecer, a través de algunas ventanas es posible “conectar” dos momentos diferentes, dos vidas que no tendrían que coincidir en el mismo espacio/tiempo. Mi parte superior estaba en mi presente y, por extraño que parezca, la inferior se encontraba atrapada en un remoto pasado, en el cual mi constitución física era mucho más gruesa que la actual, lo que no le permitía librar la estrecha abertura.

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