viernes, mayo 02, 2014

30 de abril de 2014

Vuelvo la vista atrás para sorprenderme de como el tiempo va dejando su huella, día a día, sin que nos demos cuenta del momento exacto en que sucedió… y es que no sucedió en un momento sino en todos; como las partículas microscópicas de calcio que son dejadas en la roca por cada gota de agua que por ella se filtra y, un buen día, el espacio vacío de la cueva se encuentra totalmente cubierto de estalactitas.

Hay quienes afirman que la existencia misma está sostenida por el cambio. Sin embargo, percibo que dentro de mí se encuentra algo inmutable… ese yo que fui aún antes de ser, quien soy y seré por siempre… hasta que el cambio se detenga y la existencia termine, el instante en que retornemos a la nada que, en realidad, es el Todo que no requiere existir para ser.

viernes, abril 18, 2014

Pinturas rupestres - Valle de Cuatro Ciénagas, Coah.



Hay voces que nos hablan desde el pasado, ecos de infancias colectivas en los que aún se conservaba la memoria del origen.

Resulta imposible estructurar enunciados coherentes para describir lo que tengo ante mis ojos. Tal vez porque las palabras para hacerlo se fueron perdiendo con el paso del tiempo. Han pasado miles de años desde que hablábamos con el lenguaje de la tierra; una lengua en la que, por ejemplo, no encontraban cabida los pronombres, pues "yo, tú y él" no se entendían por separado.

El tiempo mismo parece distorsionarse: ¿Retrocedí al pasado o fue éste quien vino a mi encuentro? El silencio del desierto me pide entonces que acalle el ruido de los pensamientos para que sea el corazón quien escuche.

Que privilegio estar frente a esta majestuosa obra del talento humano.  No sé lo que dicen las figuras pintadas en las paredes de la montaña, pero entiendo lo que me comunican. Hablan de lugares sagrados, de corrientes telúricas, del rayo y la lluvia, de la caricia del viento sobre la piel de la roca, del poder y la humildad, de la vida que se transforma pero jamás se termina, de muerte y renacimiento, de algo muy dentro que se conecta con las más distantes estrellas.

Intento ver con los ojos de los que me precedieron, dejar de ser un turista para comulgar con el entorno. Solo entonces los trazos revelan su propósito: algo me dice que no se trata de arte como hoy lo entendemos, la estética es tan solo consecuencia de una armonía antes omnipresente, o como se diría actualmente: una "externalidad positiva". La cueva no es una galería de museo, es un punto de encuentro con realidades más sutiles, más verdaderas.

Se trata de códigos universales presentes en toda cultura, en cada individuo, mas solo comprensibles para unos pocos iniciados capaces de interpretarlos en su totalidad. Los demás debemos conformarnos únicamente con sentir las fibras que consiguen hacer vibrar en nuestro interior, como el harpa que siente la mano que tensa sus cuerdas produciendo bellos sonidos, mas desconoce la partitura completa del Gran Compositor.

Desde siempre me ha unido un vínculo especial con la tierra. Quizá por ello me cuesta tanto trabajo dejar el sitio, la soledad y el silencio; volver al destierro en una civilización que no percibo como propia, tan distante, tan correctamente fragmentada.

Pero antes la noche encuentra el modo de intervenir valiéndose de incidentes fortuitos para obsequiarme un regalo adicional. A kilómetros de cualquier población la obscuridad absoluta cuaja el cielo con millones de estrellas, tantas como no había vuelto a ver desde... no lo podría precisar, el tiempo aún no recobra su normalidad y las cuentas entre años vividos y recuerdos no se ajustan del todo, pues los segundos superan a los primeros. Algo no cuadra, mas no es relevante cuando por un instante se ha percibido un destello de eternidad.

miércoles, marzo 26, 2014

Un accidente programado




Hay historias complejas de narrar, sobre todo cuando la simple descripción de lo vivido no consigue expresar las impresiones causadas.

Como ocurre con la cápsula con forma de huevo donde viajaba encerrado con una mujer de color y un ser andrógino; me resulta imposible describir como en realidad los tres formábamos uno.

Mas la cápsula debía caer en un accidente programado. Cada acto, cada vivencia nos condujo a este momento, nos preparó para ello.

El andrógino entra en pánico, es el único que sabe será aniquilado. De nada sirve su angustia, pronto sobreviene la desorientación, el vértigo, la velocidad, el dolor, el caos, la desintegración, el tránsito a través de un cúmulo infinito de luces… no todos logran superarlo.

Los dos sobrevivientes, fragmentados, olvidamos todo para entrar, cada cual por su lado, en un extraño sueño... Ignoro el paradero de la mujer de color. Empiezo a caminar junto a otras personas en una especie de trance, solo deambulábamos observando, percibiendo, atraídos por las formas y colores de visiones colectivas, envolventes; un mundo de tres dimensiones donde se es diferente al que se era en el origen. Colores… creo que es lo primero que llamo mi atención en este extraño mundo.

Se trata de un universo de imágenes proyectadas dentro de un gran cubo en el que todo parece transcurrir más lento, pues está sujeto a las leyes del tiempo. Hay ventanas que no solo nos protegen, también nos impiden ver que hay mas allá. Parecemos no percatarnos que caminamos dormidos, como sonámbulos o autómatas.

Poco a poco caigo en cuenta que puedo influir en los objetos multicolores, en sus movimientos, sin embargo no termino de comprender el mecanismo de las interacciones. De igual forma empiezo a reconocer a antiguos conocidos, mas no recuerdo de dónde ni por qué se comportan de manera diferente a la de mis vagos recuerdos.

Intuyo que la forma de despertar y volver al punto de partida está en vencer ese sopor que nos mantiene cautivos e impide ver lo evidente; pero no resulta sencillo, mi mente apenas logra vencer –por escasas fracciones de tiempo– este profundo sueño.

Música, colores, religiones… todo es una ilusión. Estamos contemplando una experiencia que no es real y que nos mantiene atrapados en ella.

Para salir de esta extraña trampa es necesario dejar de pensar, lograr que la mente ceda espacio al vacio, un estado en el que simplemente se es…

lunes, enero 27, 2014

Las dos puertas


Durante el transcurso de tu vida se irán abriendo (por pares) puertas cuando haya que pasar de un capítulo a otro. Con tu ojos mirando al norte, siempre toma la de la derecha, pues si optas por la de la izquierda entrarás en un mundo falso e ilusorio, y para salir de él tendrás que esperar a que nuevamente se vuelvan a abrir las puertas.


Debes también saber que por la de occidente verás aparecer, como los espejismos en medio del desierto, imágenes y personas que intentarán, con gran astucia, confundirte para que por ella cruces. Ignóralas y jamás las escuches ni te detengas a contemplarlas, pues su atractivo es mucho y su poder de persuasión grande; mas no son reales, vienen de un mundo de letargo, olvido y confusión que hará que pierdas el camino.
Recuérdalo bien, siempre que tengas que decidir entre dos portales, primero ubica tu posición y ve siempre hacia el de Oriente.